sábado, 1 de octubre de 2011

Siento que me observas y giraría la cabeza de no saber que me encontraría con tus ojos. Por cierto, aún no sé de que color son tus ojos. Claro que tonta si nunca los vi. Pero si sé que tienes una respiración fuerte y rítmica, siento tu aliento en mi nuca. No recuerdo que yo te pidiera que permanecieses a mi lado, ¿porqué lo haces?.No, no, no te marches si no me molesta. ¡Oye eso si! Deja de susurrarme mientras duermo que mañana madrugo.
Sabes hoy he soñado con el día que nos conocimos, ¿lo recuerdas? Bueno ya se que nunca llegamos a conocermos, pero fue cuando te vi por primera vez, y te fuera conocido si no llega a ser... Vale ya me cayo, tan mandona como siempre. Recuerdo perfectamente la ropa que llevabas, unos vaqueros ajustados y una camisa de cuadros azules; llevabas aquellas gafas de sol, sé que me mirabas aunque yo no lo puediera ver. Sonreías y tarareabas aquella canción. Me encantaba aquella terraza, solía ir todos los viernes, pero nunca te había visto por allí. Me fije en cada detalle, como movías tu copa, como saboreabas el ron y como el hielo rozaba tus labios provocando ese escalofrío en tu cuerpo.
Cogiste tu copa y te sentaste más cerca de mi. Yo te seguía observando. De repente, te levantaste y te pusiste frente a mi rapidamente. Caiste desplomada antes mis pies, un charco de sangre comenzó a formarse bajo tu cuerpo. Apoyé tu cabeza en mis rodillas y me dijiste que siempre estarías para protegerme.